25.5.13

"La fiesta de todos", o "Lo Justo de la década"...




Hoy es 25 de mayo y “todo el mundo” habla de “La década ganada”. Digo “todo el mundo” y aclaro. Hablo del mundo para quienes tienen el poder de disputar la agenda política en el país, quienes tienen la manija de los medios de comunicación: la derecha y el kirchnerismo. Porque de la izquierda nadie se anima a hablar. La izquierda debe ser convenientemente invisibilizada, robadas sus banderas e historia… porque el horno no está para bollos, y está todo a punto de volar en mil pedazos: y nadie tiene base militante sólida para bancar la parada. Nadie tiene política para responder a la realidad. Nadie.

“La década ganada” es otra de esas consignas que se sostienen en medio del espanto que nos muestra la realidad que se silencia. Que no tiene que ver con los supuestos escenarios mediáticos de “la corrupción”, la política del odio ciego de “la opo”, “la corpo”, o la abreviatura que esté en boga este mes. “La década ganada” es una forma más de taparle la boca a la historia, de esconder debajo de la alfombra lo que sigue pasando igual o peor que en las infames décadas neoliberales inauguradas por el último golpe cívico-eclesiástico-militar. Y si, siguen pasando las mismas cosas, aunque otras ya no; no hay que ser tramposos, la sinécdoque en política es un gesto de ruindad y vileza…

Pero no quiero desviarme de lo que me convoca hoy. La performance de los intelectuales orgánicos del oficialismo. Reiterantes, firmes reiterantes de la denuncia sobre el avance impiadoso de la narrativa mediática, estas maquinarias de horadar que buscan ávidas los símbolos evidentes, las palabras de ciertos ritos, ingenuos o profundos… para destruir, aniquilar, sitiar, descomponer al kirchnerismo: la única posibilidad de que la política sea un instrumento emancipador. Como si "lo mediatico" fuera un sayo que no les entra. Como si no tuviéramos décadas previas de resistencia popular, elaborando desde la militancia en la vida real instrumentos de lucha para y por la gente…

Es curioso cómo se usan las fechas patrias para intentar reavivar la llama de la pasión. Yo que lo que celebro son las fiestas matrias, la política desde la particularidad que se niega a los universales reduccionistas… con razón no puedo ser peronista, ni de derecha… ni en la próximas mil vidas. Y justo a mí que me revientan tanto, tengo que usarlas de excusa otra vez para recordar a quien quiera leer (y bajarse del caballo blanco de San Martín, y cerrar los paraguas que nunca estuvieron esperando en las puertas de ningún cabildo) que "Lo Justo" de esta década es no tomar la parte por el todo, no otra vez. No podemos ser tan ruines.

Ayer Carta Abierta saco una nueva declaración, y créanme que nos sentamos de a dos a leerla y buscamos con ansiedad algo del orden del contenido político, programático, o aunque menos sea teórico que defienda dignamente la lógica del “mal menor”; y no encontramos más que todas las artimañas harto conocidas para los que padecemos la Academia durante largos años de nuestras vidas. Nada más que retórica recursiva, párrafos larguísimos atestados de adjetivaciones grandilocuentes y dos o tres latiguillos a modo de slogans. ¡Ah! Y un esbozo de tesis; apenas una insinuación de justificación de por qué estar en contra de este gobierno es ser una mierda fascista, derrocadora de la República de Weimar (gente linda… gente docta… gente culta e inteligente… qué tienen que ver los vientos huracanados con la tasa de mortalidad de los chanchos negros… por favor explíquenme. Soy una humilde y muy poco culta trabajadora de la salud y estudiante de Psicología de la UNLP… “el pueblo quiere saber de qué se trata”).

A pesar de todo, me senté igual a leerlos hasta el final, sin saltear párrafos. Nos sentamos igual a buscar una respuesta contundente con la promesa de que antes de terminar la carta la encontraríamos. Porque hay días como ayer, después de tanto despelote mediático, en los que secretamente deseo que el gobierno tenga una política firme de “profundizar el modelo”, deseo íntimamente, sin siquiera decirlo en un murmullo, poder concluir con la conciencia tranquila: hoy es el día en que puedo aportar para un acuerdo táctico, porque van al fondo de la cuestión… Y me encuentro con estos “intelectuales orgánicos” y me dan ganas de llorar.

Es curioso, como funciona esto de la construcción de discursos mediáticos, para la prefabricación de lo que después será la nunca bien querida opinión pública. Yo soy bicho de universidad, vivo como un intelectual, pienso como tal. Estoy acostumbrada a todas las trampas, y recursos de los que los académicos disponen para deslumbrar, aun cuando carecen por completo de argumentos; o cuando (imposibilitados de admitir que su posición es rudimentaria y hasta incluso reaccionaria a los ojos de cualquier bien-pensante) intentan maquillar tras una cortina de humo lo imposible de aceptar.

Yo me pregunto, a quién le hablan. Para qué hablan. Si en definitiva marcan una cancha cada vez más chica y disputan con las mismas lógicas los mismos espacios que quienes señalan como el anti-cristo… La lógica del “mal menor” es muy lábil, y lo saben; a dónde piensan llegar. La proclama en defensa de “Lo Justo” así, planteada en abstracto, cuando hay tantos ejemplos para refutar que en realidad todo lo que está pasando es un límite del modelo (grande como una casa) y no una cuestión coyuntural, no sirve de un carajo… Me recuerda tanto a lo que dicen algunos peronistas simples cuando se quedan sin argumentos: “no se puede conformar a todo el mundo”.

El problema es justamente este. La reducción desmedida de las discusiones. La polarización que genera la cultura maniqueista que alimenta el peronismo bien entendido (desde el Perón “progresista”, hasta el Kirchner redentor del País de los Derechos Humanos). Porque si acorralas a la opinión pública en el callejón sin salida de sus propios traumas sociales es fácil armar un partido y ganar las elecciones (y más si el PJ te presta el aparato). Si todo el tiempo el enemigo es el retorno del despotismo neoliberal, la muerte y la destrucción golpista. Si las cosas son así o no hay más nada, es simple entender qué es lo que hace que estemos como estamos. Que seamos como somos. Que votemos a quien votamos (sea a la derecha o al kirchnerismo).

El problema es que se siguen afanando la historia y las banderas del campo popular. Que sostienen una neorealidad igual de mediatizada que la del grupo Clarín, donde la historia argentina empieza en el 2003. Donde se infla a una "gloriosa juventud" que no es más que un gran globo de aire caliente, que no tiene formación política, que  no genera cuadros. Y donde los que saben que esto es así se hacen bien los boludos, y alimentan la negación maníaca del “amor al prójimo” y la “militancia con alegría”… cuando todos sabemos la de gente que cae todos los días en situaciones mal explicadas o directamente invisibilizadas. Por todos lados.

Yo no festejo el 25 de mayo. Ni esta fecha patria ni ninguna otra. No defiendo pseudo revoluciones, porque los que fundaron este país lejos estaban de concebir algo parecido a la República que me gustaría que fuera Argentina. Patriarcado los ovarios, yo no me olvido de estos más de 500 años. Yo no me olvido del último malón de Bahía Blanca, no me olvido de los hermanos Qom. Yo celebro las fiestas matrias de la lucha y la resistencia. Patriarcados universalistas los ovarios.