8.3.14

Ocho de marzo

Foto: Obra de Adriana Varejão



Aprender de otras mujeres para mirar nuestra propia feminidad. Que no es el cuerpo de la ciencia, ni el cuerpo de la cultura.

Que mujer no se nace, y eso se aprende con los años y las otras que nos vamos cruzando por la vida, que aunque no nos conozcan nos quieren cómplices de su rebeldía.

Ser mujer de encuentros y no de miedos o competencias; que eso nos fue impuesto, como tantas otras cosas.

Mujeres pequeñas, medianas, enormes. Fuertes o frágiles. Con y sin hijos. Que aman a otras mujeres, o a hombres, o a monstruos, o que no hacen diferencias. Con tetas y sin ellas. Con y sin pene. Mujeres de miradas descomunales y voces replicadoras. Mujeres cobardes. Mujeres que luchan. Mujeres que crean arte, artesanías, ciencia, magia, que educan. Que siembran, administran, crían animales e hijos propios o ajenos. Que curan con la palabra o sin ella. Que coordinan, que lideran, que solamente mandan. Mujeres que trabajan en cosas que ni sabemos que existen y descubren cosas que otros expropian.

Las noches y los días. Y los meses y los años están hechos de femineidades. Mujeres como todos los días, aunque a veces nos quede incomodo el traje de piel. Nos chingue acá, y acá también.

Dejar que nos deseen feliz día, no dejarlos. Entender, recordar, que muchos de ellos (muchos más que antes) nos agradecen y antes piden perdón por todo también. Dejarlos que se enfrenten a esto. Gritarles bien fuerte porque nos siguen matando y nos siguen torturando. Dejarlos que se enfrenten a esto también.

Mujeres  bellas todas, locas todas, libres todas. Si queremos, si podemos apostar a ello. Si nos comprometemos con nuestra historia, que no tiene mayúsculas, pero que pesa como el mundo. Mujeres si nos comprometemos para que sea posible. Para que seamos todas mujeres y no toda.

Hasta que nosotras podamos verdaderamente elegir, aunque los verbos sean imperfectos. Para que entonces los hombres y el Estado respeten. Y para que ninguna iglesia, ni dios, ni nadie se meta. Porque los verbos, nunca deberían ser indefinidos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

HERMOSO COMO TODO LO QUE ESCRIBIS!!ANABEL