25.12.06

onírica

era un sarcófago lo juro, encarnado en un estuche de eléctrica. y contenía una muy fea, destruida, caídas sus partes. y a mí me habían robado una muda de ropa azul y la habían puesto ahí.
se suponía que enterrar eso, para que un ser perverso y despreciable lo sacara de las profundidades de la tierra de un jardín de barrio, implicaba deshacerse de un gran problema.
yo no quería, no... había una grasitud en el aire, una cosa rancia y pesada, que me revolvía contra la situación. abría la tapa del sarcófago: tomaba la muda de ropa y sentía enojo, perturbación, angustia... entendía que era víctima de un acto fetichista colectivo y no tenía escapatoria.
repasaba en mi mente el trayecto en auto por una diagonal, la que me conduce a mi casa cuando voy a pie también, y veía caras conocidas que me mezclaban en la boca olores y sabores.
caminando me asomaba a cada intersección temerosa y veía el bulevar y sus luces nocturnas. pensaba en cuánto se tarda en llegar hasta berisso por ahí. y me alegraba de no ser yo la que tenía que viajar hasta tan cerca y tan lejos la puta madre que lo parió...

me había hecho mal la comida y el vino del 24, el exorcismo intelectualmente tamizado del 23, la secuencia ridícula de esa misma noche. el campeonato glorioso de estudiantes. la insatisfacción académica de siempre, la vida que me había tocado durante todo un año y los anteriores...

supongo que por eso apareció ese cajón-estuche, esa gente rara que me rodeaba... demasiadas mujeres cerca haciendo y deshaciendo más allá de mi voluntad. presencias masculinas omniscientes y omnipresentes... tic-tac, tic-tac… había una bomba de tiempo en mi estómago o en mi cabeza un choque de autos a toda velocidad había ocurrido, y yo solo miraba como era victima de mi propia expectación: tenía que dejar en el estuche de una eléctrica, como en un féretro, una muda de ropa y sólo pude cambiar la remera por otra que ya no quería tener conmigo.
no había salida, era lo único que podía yo hacer a esa altura. demasiado tarde para todo, y sin embargo, yo lo sabía: había algo que me dejaba en ventaja frente a los demás. podía salirme de la escena… entendía del futuro y el pasado de una forma trascendental. no sabía cómo, pero era lo único que tenía a mi favor, y lo único que impedía que la escena culminara en un sollozo desesperado.
no voy a dar nombres, pero había mucha gente ahí con una expresión que mejor no quiero describir. me estaban encima, todos… odio que eso pase, mestaban todos encima. fisgoneando, la puta madre…
y lo peor de todo es que no se qué fue del estuche de eléctrica… que parecía más bien de bajo que otra cosa. qué hicieron esas mujeres con el cajón. qué paso con el enfermito del que se querían deshacer a costa de mi flaco guardarropa… qué fue de mí en esa diagonal.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo que escribir algo al respecto... pero ahora no... demasiado gris patagonia mezclado con una poca de humedad... si batimos con hielo molido... saboreamos el trago (que remedio)... ¿hago la película?... decoro tipo boliche de otra vida para otro tipo... luces tenues, mucha madera... música de fondo: Javier Malosetti "Don't make me over"... la música y el trago son de esta realidad.

"...que mejor me voy".

Me llevo a Malosetti (música grabada en 1.993).

Si vuelvo nos daremos cuenta.

dear prudence - dulcema dijo...

mejor no,
dejalo así.
todo esto es ficción.

A dijo...

esteeeee...
que lindo como escribes.

Chinchin y salud.

LadyinBlack dijo...

Pasé a curosear un poco, me gusta como escribís... últimamente me falla la cabeza a la hora de postear, voy del cinismo crudo a la nada, serán las navidades digo yo!... saludos!

dear prudence - dulcema dijo...

altamira: esteeeeeeeee, gracias de nuevo. me alegra q te gusten mis letras.
pd: un poco inquietante el "esteeee"

ladyinblack: son las fiestas... por suerte a mi me "inspira" un poco este ambiente festivoooo...
GRACIAS POR PASAR. SOS BIENVENIDA SIEMPRE.