Prometí no quejarme más (por
hoy). Y sé que quizás no cumpla. Pero te amo tanto que quiero ser mejor:
entonces prometí. Porque de eso se tratan las promesas… o al menos algunas como
esta: desear cumplirlas; y no tanto cometer lo declarado.
Porque si no se anhela ser más
querible para el otro - que no es cualquiera-, de qué sirve. No hay que resignarse
a conseguir ser un poco más parecida a la belleza de esa risa tuya que rebota
como gotitas de agua al sol en los azulejos del patio, cuando hace calor y las
ventanas de toda la casa están abiertas… como tus ojos cuando me miran.
Prometí no quejarme más (por hoy)
y quizás el tiempo esté a mi favor, y pueda yo cumplir esta promesa… tantas
horas no le quedan al día. En una de esas cuando me acueste a tu lado esta
noche, esté un poco más bonita que ayer.
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